Los miedos hacia el futuro y hacia lo que pueda ocurrir con esa relación presente tampoco importa. Porque no hay temores, solo la convicción de que aquello que se quiere, se cuida y se disfruta aquí y ahora.
Cuando esto ocurra, no debemos dudarlo: hay que hacer lo posible para que perdure, para que no se escape y ser así bailarines eternos en la pista de las relaciones felices.
A menudo lo hacemos: nos enamoramos del amor. Tendemos a alimentar un ideal, ese que durante generaciones nos ha transmitido la imagen del amor romántico.
Este apoyo incondicional, especialmente en momentos de crisis o incertidumbre, es un claro indicativo de amor verdadero.
“Mi amor es la sincera decisión y la consecuente acción de crear un espacio de libertad para la persona amada. Un espacio tan grande y no condicionado como para que ella pueda elegir lo que desee, aun cuando su decisión no sea la que más me favorezca, aun cuando su elección no me incluya.”
La confianza es el cimiento sobre el cual se edifica toda relación. Es vital confiar en la lealtad, la honestidad y la integridad del otro, creando así un entorno seguro y estable.
El amor verdadero es un viaje compartido, donde ambos se esfuerzan por construir una relación basada en el cariño, el respeto y el apoyo mutuo.
Los espacios y tiempos personales de cada uno de los miembros de una pareja son una parte basic de la estructura de un vínculo sano. Si no existieran, ambos quedarían apelmazados y fusionados en una amalgama que, lejos de enriquecerlos, los empobrecería.
Pero ¿qué pasaría si esa suposición no fuera correcta y lo que hubiera en el lado opuesto del amor no fuera el odio?
Por ello no deberíamos pensar en el amor como un sentimiento si no como una acción consciente. El enamoramiento y el verdadero amor son estados muy diferentes, y es el segundo el que puede proporcionarnos la felicidad a largo plazo.
Es ser una pareja de baile que se desliza con ritmo y armonía creando nuevos movimientos para sortear juntos mil y una dificultades.
Según Girona, el amor verdadero no es simplemente un punto de partida en una relación, sino más bien un punto de llegada. A diferencia de la creencia común de que el amor es algo que se encuentra al inicio de una relación, él sostiene que el amor verdadero es una construcción que requiere el esfuerzo conjunto de ambos miembros de la pareja. No es una tarea fácil, pero Girona afirma rotundamente que el amor verdadero existe.
El amor verdadero es un fenómeno complejo que abarca la intimidad emocional, la pasión y el compromiso. Se manifiesta en las relaciones duraderas, el apoyo mutuo y el crecimiento personalized.
Superar estos obstáculos requiere un esfuerzo consciente por parte de ambos miembros de la pareja, comprometiéndose here a cultivar y nutrir el amor verdadero.
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